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sábado, 26 de marzo de 2011

Anunciación y encarnación del hijo de Dios "CORO SANTA LUCIA"



Anunciación y encarnación del hijo de Dios 

 
El 25 de marzo recordamos el gran Misterio de la Encarnación del Hijo de Dios en el seno purísimo de la Virgen María. Es el día más grande y exaltante para la Virgen María de Nazareth, porque Dios irrumpió en su vida con su presencia y con su gracia. El verbo de Dios, el Hijo de Dios, la segunda persona de la Santísima Trinidad se hizo Hombre, asume la naturaleza humana, quedando unido para siempre a la raza humana, con un Alma creada para Él, como Dios hace para cada hombre en el momento de la concepción. Mantuvo intacta su Divinidad: Jesús hijo de María, Verdadero Dios y verdadero Hombre.

Desde aquel momento Dios comenzó a tener a un adorador infinito y el mundo un Salvador y mediador omnipotente. Para la realización de este gran misterio ha sido escogida solamente María, que cooperó libremente, consciente y generosamente al gran plan de Dios para salvarnos.

Viene espontáneo recordar las palabras del Evangelio “ Tanto amó Dios al mundo que envió a su hijo para Salvarnos” (Jn 3,16) . Y la Inmaculada siempre Virgen María esta estrechamente e indisolublemente unida a la obra de nuestra salvación, a a las intervención de la Santísima Trinidad para salvar a toda la humanidad.

Dios a lo largo del Antiguo Testamento, guardo con celo el Misterio de su naturaleza Trinitaria ( un solo Dios en tres divinas personas) , para manifestarlo como “regalo precioso” por primera vez a la criatura que tenía que ser su Madre: la Virgen María. ¡ Lo más bello y lindo para la Madre .!

De hecho reveló a María que la omnipotencia de Dios Padre y por Obra del Espíritu Santo, se encarnará en su seno el Hijo de Dios. María queda profundamente inundada de la luz de Dios, en un éxtasis de amor y de fe.

Bastaron pocas palabras en el diálogo humilde con el Árcangel Gabriel, para abandonarse completamente a la Voluntad de Dios y dar su consentimiento pleno y total con su FÍAT, SI, HÁGASE. Y… fuimos salvados.

El “Sí” de María

Hace 2,000 años , el Arcángel Gabriel -que significa “Hombre de Dios”- fue enviado por Dios a Nazareth- que significa “ciudad blanca”- a donde una doncella muy joven, quizás de unos 15 años, llamada María - que significa Mar. Estrella, flor, sublime, amada por Dios.

Le dijo el ángel: “Alégrate, llena de Gracia sobreabundante, el Señor es contigo”.

Gozo y alegría porque viene anunciada la Buena Nueva y el nombre nuevo de María, es “Llena de Gracia”, eso es, inmaculada, sin pecado, blanca, tanto para estar en armonía con la blancura de su ciudad; purísima, inocente.

María es el nuevo trono de Dios y de las gracias, la Madre de la Divina Gracia..

Frente a este saludo divino, que es al mismo tiempo una misión, una vocación, y un Compromiso con Dios, María siente un santo temor; es natural. Por eso el ángel le dice: “ No temas María, porque has encontrado gracia, el favor de Dios: concebirás y darás a luz un hijo.”

Al ser llamada por su nombre, María se tranquiliza un poco.

“Concebirás” por obra divina, por acción directa del Espíritu Santo, de una manera única y sobrenatural. Es cosa de Dios, nadie debe intervenir, ni hoy , ni en el futuro. “Al hijo le pondrás por nombre JESÚS, es decir “YAHVE SALVA”, o sea SALVADOR”. El hecho que Jesús recibe el nombre de un ángel, demuestra que todo en El viene de lo alto. El ángel pasa de sorpresa en sorpresa añadiendo: “ El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra”. Claro está que no se trata del espíritu profético, sino del Espíritu Divino, potencia creadora, que crea la vida de este niño único, verdadero Dios y verdadero hombre; se trata del Espíritu santo.

Se trata de una Nueva Creación, del Nuevo Adán, del siervo de YAHVE, de aquel que salvará toda la humanidad. Sólo Dios será su Padre y María, su Madre. Por eso todos los que tienen a Dios por Padre, tendrán a María por Madre.

Siguió a las palabras del ángel un instante de silencio en el Cielo y en la Tierra, el silencio más importante de toda la historia. Dios mismo se silenció esperando con trepidación la respuesta de una quinceañera, humilde y santa.

Y María pronunció su “SI”, su “Hágase” con toda su alma, con todo su Ser, y lo hizo en nombre de todos nosotros los Salvados, por su hijo , el “Salvador”.

En aquel instante sucedió algo más grande que la creación del sol, las estrellas, los mares, montañas y de los mismos hombres y ángeles. El hijo de Dios, el verbo eterno, a palabra, el Salvador del mundo, se hizo Hombre, se hizo niño, comenzó a vivir en el seno de la Virgen, alimentándose de la misma sangre, latiendo su corazón al unísono con aquel de la madre. Jesús está perfectamente consciente de todo lo que pasa en el seno de María, conoce todo el proceso biológico, todos los movimientos de su madre, escucha perfectamente sus palabras y conoce sus afectos inquietudes y alegrías.

Se inicia un divino misterio de Amor.
an Misterio de la Encarnación del Hijo de Dios en el seno purísimo de la Virgen María. Es el día más grande y exaltante para la Virgen María de Nazareth, porque Dios irrumpió en su vida con su presencia y con su gracia. El verbo de Dios, el Hijo de Dios, la segunda persona de la Santísima Trinidad se hizo Hombre, asume la naturaleza humana, quedando unido para siempre a la raza humana, con un Alma creada para Él, como Dios hace para cada hombre en el momento de la concepción. Mantuvo intacta su Divinidad: Jesús hijo de María, Verdadero Dios y verdadero Hombre. 

Desde aquel momento Dios comenzó a tener a un adorador infinito y el mundo un Salvador y mediador omnipotente. Para la realización de este gran misterio ha sido escogida solamente María, que cooperó libremente, consciente y generosamente al gran plan de Dios para salvarnos. 

Viene espontáneo recordar las palabras del Evangelio “ Tanto amó Dios al mundo que envió a su hijo para Salvarnos” (Jn 3,16) . Y la Inmaculada siempre Virgen María esta estrechamente e indisolublemente unida a la obra de nuestra salvación, a a las intervención de la Santísima Trinidad para salvar a toda la humanidad. 

Dios a lo largo del Antiguo Testamento, guardo con celo el Misterio de su naturaleza Trinitaria ( un solo Dios en tres divinas personas) , para manifestarlo como “regalo precioso” por primera vez a la criatura que tenía que ser su Madre: la Virgen María. ¡ Lo más bello y lindo para la Madre .! 

De hecho reveló a María que la omnipotencia de Dios Padre y por Obra del Espíritu Santo, se encarnará en su seno el Hijo de Dios. María queda profundamente inundada de la luz de Dios, en un éxtasis de amor y de fe. 

Bastaron pocas palabras en el diálogo humilde con el Árcangel Gabriel, para abandonarse completamente a la Voluntad de Dios y dar su consentimiento pleno y total con su FÍAT, SI, HÁGASE. Y… fuimos salvados. 

El “Sí” de María 

Hace 2,000 años , el Arcángel Gabriel -que significa “Hombre de Dios”- fue enviado por Dios a Nazareth- que significa “ciudad blanca”- a donde una doncella muy joven, quizás de unos 15 años, llamada María - que significa Mar. Estrella, flor, sublime, amada por Dios. 

Le dijo el ángel: “Alégrate, llena de Gracia sobreabundante, el Señor es contigo”. 

Gozo y alegría porque viene anunciada la Buena Nueva y el nombre nuevo de María, es “Llena de Gracia”, eso es, inmaculada, sin pecado, blanca, tanto para estar en armonía con la blancura de su ciudad; purísima, inocente. 

María es el nuevo trono de Dios y de las gracias, la Madre de la Divina Gracia.. 

Frente a este saludo divino, que es al mismo tiempo una misión, una vocación, y un Compromiso con Dios, María siente un santo temor; es natural. Por eso el ángel le dice: “ No temas María, porque has encontrado gracia, el favor de Dios: concebirás y darás a luz un hijo.” 

Al ser llamada por su nombre, María se tranquiliza un poco. 

“Concebirás” por obra divina, por acción directa del Espíritu Santo, de una manera única y sobrenatural. Es cosa de Dios, nadie debe intervenir, ni hoy , ni en el futuro. “Al hijo le pondrás por nombre JESÚS, es decir “YAHVE SALVA”, o sea SALVADOR”. El hecho que Jesús recibe el nombre de un ángel, demuestra que todo en El viene de lo alto. El ángel pasa de sorpresa en sorpresa añadiendo: “ El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra”. Claro está que no se trata del espíritu profético, sino del Espíritu Divino, potencia creadora, que crea la vida de este niño único, verdadero Dios y verdadero hombre; se trata del Espíritu santo. 

Se trata de una Nueva Creación, del Nuevo Adán, del siervo de YAHVE, de aquel que salvará toda la humanidad. Sólo Dios será su Padre y María, su Madre. Por eso todos los que tienen a Dios por Padre, tendrán a María por Madre. 

Siguió a las palabras del ángel un instante de silencio en el Cielo y en la Tierra, el silencio más importante de toda la historia. Dios mismo se silenció esperando con trepidación la respuesta de una quinceañera, humilde y santa. 

Y María pronunció su “SI”, su “Hágase” con toda su alma, con todo su Ser, y lo hizo en nombre de todos nosotros los Salvados, por su hijo , el “Salvador”. 

En aquel instante sucedió algo más grande que la creación del sol, las estrellas, los mares, montañas y de los mismos hombres y ángeles. El hijo de Dios, el verbo eterno, a palabra, el Salvador del mundo, se hizo Hombre, se hizo niño, comenzó a vivir en el seno de la Virgen, alimentándose de la misma sangre, latiendo su corazón al unísono con aquel de la madre. Jesús está perfectamente consciente de todo lo que pasa en el seno de María, conoce todo el proceso biológico, todos los movimientos de su madre, escucha perfectamente sus palabras y conoce sus afectos inquietudes y alegrías. 

Se inicia un divino misterio de Amor. 

Amor puro, santo, total.

domingo, 20 de marzo de 2011

SAN JOSÉ, ESPOSO DE MARÍA y PADRE VIRGINAL DE JESUS "Coro Santa Lucia"


San José con JesúsSAN JOSÉ
 

ESPOSO DE MARÍA y PADRE VIRGINAL DE JESUS
FIESTA: 19 de marzo
Modelo de padre y esposo, patrón de la Iglesia universal, de los trabajadores, de infinidad de comunidades religiosas y de la buena muerte.

A San José Dios le encomendó la inmensa responsabilidad y privilegio de ser esposo de la Virgen María y custodio de la Sagrada Familia. Es por eso el santo que más cerca esta de Jesús y de la Stma. Virgen María.
Nuestro Señor fue llamado "hijo de José" (Juan 1:45; 6:42; Lucas 4:22) el carpintero (Mateo 12:55).
No era padre natural de Jesús (quién fue engendrado en el vientre virginal de la Stma. Virgen María por obra del Espíritu Santo y es Hijo de Dios), pero José lo adoptó y Jesús se sometió a el como un buen hijo ante su padre. ¡Cuánto influenció José en el desarrollo humano del niño Jesús! ¡Qué perfecta unión existió en su ejemplar matrimonio con María!
San José es llamado el "Santo del silencio" No conocemos palabras expresadas por él, tan solo conocemos sus obras, sus actos de fe, amor y de protección como padre responsable del bienestar de su amadísima esposa y de su excepcional Hijo. José fue "santo" desde antes de los desposorios. Un "escogido" de Dios. Desde el principio recibió la gracia de discernir los mandatos del Señor.
Las principales fuentes de información sobre la vida de San José son los primeros capítulos del evangelio de Mateo y de Lucas. Son al mismo tiempo las únicas fuentes seguras por ser parte de la Revelación. 
San Mateo (1:16) llama a San José el hijo de Jacob; según San Lucas (3:23), su padre era Heli.  Probablemente nació en Belén, la ciudad de David del que era descendiente. Pero al comienzo de la historia de los Evangelios (poco antes de la Anunciación), San José vivía en Nazaret.
Según San Mateo 13:55 y Marcos 6:3, San José era un "tekton". La palabra significa en particular que era carpintero. San Justino lo confirma (Dial. cum Tryph., lxxxviii, en P. G., VI, 688), y la tradición ha aceptado esta interpretación.
Si el matrimonio de San José con La Stma. Virgen ocurrió antes o después de la Encarnación aun es discutido por los exegetas. La mayoría de los comentadores, siguiendo a Santo Tomás, opinan que en la Anunciación, la Virgen María estaba solo prometida a José.  Santo Tomás observa que esta interpretación encaja mejor con los datos bíblicos.
Los hombres por lo general se casaban muy jóvenes y San José tendría quizás de 18 a 20 años de edad cuando se desposó con María. Era un joven justo, casto, honesto, humilde carpintero...ejemplo para todos nosotros.
La literatura apócrifa, (especialmente el "Evangelio de Santiago", el "Pseudo Mateo" y el "Evangelio de la Natividad de la Virgen María", "La Historia de San José el Carpintero", y la "Vida de la Virgen y la Muerte de San José) provee muchos detalles pero estos libros no están dentro del canon de las Sagradas Escrituras y no son confiables.
Amor virginal
Algunos libros apócrifos cuentan que San José era un viudo de noventa años de edad cuando se casó con la Stma. Virgen María quien tendría entre 12 a 14 años. Estas historias no tienen validez y San Jerónimo las llama "sueños". Sin embargo han dado pie a muchas representaciones artísticas. La razón de pretender un San José tan mayor quizás responde a la dificultad de una relación virginal entre dos jóvenes esposos. Esta dificultad responde a la naturaleza caída, pero se vence con la gracia de Dios. Ambos recibieron extraordinarias gracias a las que siempre supieron corresponder. En la relación esposal de San José y la Virgen María tenemos un ejemplo para todo matrimonio.  Nos enseña que el fundamento de la unión conyugal está en la comunión de corazones en el amor divino. Para los esposos, la unión de cuerpos debe ser una expresión de ese amor y por ende un don de Dios.  San José y María Santísima, sin embargo, permanecieron vírgenes por razón de su privilegiada misión en relación a Jesús.  La virginidad, como donación total a Dios, nunca es una carencia; abre las puertas para comunicar el amor divino en la forma mas pura y sublime. Dios habitaba siempre en aquellos corazones puros y ellos compartían entre sí los frutos del amor que recibían de Dios.
El matrimonio fue auténtico, pero al mismo tiempo, según San Agustín y otros, los esposos tenían la intención de permanecer en el estado virginal. (cf.St. Aug., "De cons. Evang.", II, i in P.L. XXXIV, 1071-72; "Cont. Julian.", V, xii, 45 in P.L.. XLIV, 810; St. Thomas, III:28; III:29:2).
Pronto la fe de San José fue probada con el misterioso embarazo de María. No conociendo el misterio de la Encarnación y no queriendo exponerla al repudio y su posible condena a lapidación, pensaba retirarse cuando el ángel del Señor se le apareció en sueño:
"Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. Así lo tenía planeado, cuando el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Despertado José del sueño, hizo como el Angel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer." (Mat. 1:19-20, 24).

Unos meses mas tarde, llegó el momento para S. José y  María de partir hacia Belén para apadrinarse según el decreto de Cesar Augustus. Esto vino en muy difícil momento ya que ella estaba en cinta. (cf. Lucas 2:1-7).

En Belén tuvo que sufrir con La Virgen la carencia de albergue hasta tener que tomar refugio en un establo. Allí nació el hijo de la Virgen. El atendía a los dos como si fuese el verdadero padre. Cual sería su estado de admiración a la llegada de los pastores, los ángeles y mas tarde los magos de Oriente. Referente a la Presentación de Jesús en el Templo, San Lucas nos dice: "Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él".(Lucas 2:33).
Después de la visita de los magos de Oriente, Herodes el tirano, lleno de envidia y obsesionado con su poder, quiso matar al niño. San José escuchó el mensaje de Dios transmitido por un ángel: «Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al niño para matarle.» Mateo 2:13.  San José obedeció y tomo responsabilidad por la familia que Dios le había confiado.

San José tuvo que vivir unos años con la Virgen y el Niño en el exilio de Egipto.   Esto representaba dificultades muy grandes: la Sagrada familia, siendo extranjera, no hablaba el idioma, no tenían el apoyo de familiares o amigos, serían víctimas de prejuicios, dificultades para encontrar empleo y la consecuente pobreza. San José aceptó todo eso por amor sin exigir nada. 

Una vez mas por medio del ángel del Señor, supo de la muerte de Herodes: "«Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y ponte en camino de la tierra de Israel; pues ya han muerto los que buscaban la vida del niño.»  El se levantó, tomó consigo al niño y a su madre, y entró en tierra de Israel.  Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí; y avisado en sueños, se retiró a la región de Galilea". Mateo 2:22.
Fue así que la Sagrada Familia regresó a Nazaret. Desde entonces el único evento que conocemos relacionado con San José es la "pérdida" de Jesús al regreso de la anual peregrinación a Jerusalén (cf. Lucas 2, 42-51).  San José y la Virgen lo buscaban por tres angustiosos días hasta encontrarlo en el Templo.  Dios quiso que este santo varón nos diera ejemplo de humildad en la vida escondida de su sagrada familia y su taller de carpintería.
Lo mas probable es que San José haya muerto antes del comienzo de la vida pública de Jesús ya que no estaba presente en las bodas de Canaá ni se habla mas de él. De estar vivo, San José hubiese estado sin duda al pie de la Cruz con María. La entrega que hace Jesús de su Madre a San Juan da también a entender que ya San José estaba muerto.
Según San Epifanius, San José murió en sus 90 años y la Venerable Bede dice que fue enterrado en el Valle de Josafat. Pero estas historias son dudosas. 

La devoción a San José se fundamenta en que este hombre "justo" fue escogido por Dios para ser el esposo de María Santísima y hacer las veces de padre de Jesús en la tierra.  Durante los primeros siglos de la Iglesia la veneración se dirigía principalmente a los mártires. Quizás se veneraba poco a San José para enfatizar la paternidad divina de Jesús. Pero, así todo, los Padres (San Agustín, San Jerónimo y San Juan Crisóstomo, entre otros), ya nos hablan de San José.  Según San Callistus, esta devoción comenzó en el Oriente donde existe desde el siglo IV, relata también que la gran basílica construida en Belén por Santa Elena había un hermoso oratorio dedicado a nuestro santo.
San Pedro Crisólogo: "José fue un hombre perfecto, que posee todo género de virtudes" El nombre de José en hebreo significa "el que va en aumento. "Y así se desarrollaba el carácter de José, crecía "de virtud en virtud" hasta llegar a una excelsa santidad.
En el Occidente, referencias a (Nutritor Domini) San José aparecen  en el siglo IX en martirologios locales y en el 1129 aparece en Bologna la primera iglesia a él dedicada.  Algunos santos del siglo XII comenzaron a popularizar la devoción a San José entre ellos se destacaron San Bernardo, Santo Tomás de Aquino, Santa Gertrudiz y Santa Brígida de Suecia. Según Benito XIV (De Serv. Dei beatif., I, iv, n. 11; xx, n. 17), "La opinión general de los conocedores es que los Padres del Carmelo fueron los primeros en importar del Oriente al Occidente la laudable práctica de ofrecerle pleno culto a San José".
En el siglo XV, merecen particular mención como devotos de San José los santos Vicente Ferrer (m. 1419), Pedro d`Ailli (m. 1420), Bernadino de Siena (m. 1444) y Jehan Gerson (m. 1429).  Finalmente, durante el pontificado de Sixto IV (1471 - 84), San José se introdujo en el calendario Romano en el 19 de Marzo. Desde entonces su devoción ha seguido creciendo en popularidad.  En 1621 Gregorio XV la elevó a fiesta de obligación. Benedicto XIII introdujo a San José en la letanía de los santos en 1726.
San Bernardino de Siena  "... siendo María la dispensadora de las gracias que Dios concede a los hombres, ¿con cuánta profusión no es de creer que enriqueciese de ella a su esposo San José, a quién tanto amaba, y del que era respectivamente amada? " Y así, José crecía en virtud y en amor para su esposa y su Hijo, a quién cargaba en brazos en los principios, luego enseñó su oficio y con quién convivió durante treinta años.
Los franciscanos fueron los primeros en tener la fiesta de los desposorios de La Virgen con San José. Santa Teresa tenía una gran devoción a San José y la afianzó en la reforma carmelita poniéndolo en 1621 como patrono, y en 1689 se les permitió celebrar la fiesta de su Patronato en el tercer domingo de Pascua. Esta fiesta eventualmente se extendió por todo el reino español. La devoción a San José se arraigo entre los obreros durante el siglo XIX.  El crecimiento de popularidad movió a Pío IX, el mismo un gran devoto, a extender a la Iglesia universal la fiesta del Patronato (1847) y en diciembre del 1870 lo declaró Santo Patriarca, patrón de la Iglesia Católica. San Leo XIII y Pío X fueron también devotos de San José. Este últimos aprobó en 1909 una letanía en honor a San José.
Santa Teresa de Jesús   "Tomé por abogado y señor al glorioso San José." Isabel de la Cruz, monja carmelita, comenta sobre Santa Teresa: "era particularmente devota de San José y he oído decir se le apareció muchas veces y andaba a su lado."
"No me acuerdo hasta ahora haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer. Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio de este bienaventurado santo...No he conocido persona que de veras le sea devota que no la vea mas aprovechada en virtud, porque aprovecha en gran manera a las almas que a El se encomiendan...Solo pido por amor de Dios que lo pruebe quien no le creyere y vera por experiencia el gran bien que es encomendarse a este glorioso patriarca y tenerle devocion..." -Sta. Teresa.
San Alfonso María de Ligorio nos hace reflexionar: "¿Cuánto no es también de creer aumentase la santidad de José el trato familiar que tuvo con Jesucristo en el tiempo que vivieron juntos?" José durante esos treinta años fue el mejor amigo, el compañero de trabajo con quién Jesús conversaba y oraba. José escuchaba las palabras de Vida Eterna de Jesús, observaba su ejemplo de perfecta humildad, de paciencia, y de obediencia, aceptaba siempre la ayuda servicial de Jesús en los quehaceres y responsabilidades diarios. Por todo esto, no podemos dudar que mientras José vivió en la compañía de Jesús, creció tanto en méritos y santificación que aventajó a todos los santos.

domingo, 6 de marzo de 2011

La Cuaresma "Coro Santa Lucia"

La Cuaresma

La cuaresma comienza el Miércoles de Ceniza y termina antes de la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo. Son 40 días de preparación para la Pascua. La duración de cuarenta días proviene de varias referencias bíblicas y simboliza la prueba de Jesús 40 días en el desierto previo a su ministerio y el retiro de 40 años de Moisés en el desierto. También simbolizan los 40 días que duró el diluvio, además de los 40 años de la marcha del pueblo Judío por el desierto y los 400 años que duró la estancia de los judíos en Egipto. A lo largo de este tiempo, los fieles católicos son llamados a reforzar su fe mediante diversos actos de penitencia y reflexión. La Cuaresma tiene cinco (5) domingos más el Domingo de la Pasión (seis en total), en cuyas lecturas los temas de la conversión, el pecado, la penitencia y el perdón, son dominantes. No es un tiempo triste, sino más bien meditativo y recogido. Es, por excelencia, el tiempo de conversión y penitencia del año litúrgico. Por eso, en la Misa católica no se canta el “Gloria” al final del acto penitencial (excepto el Jueves Santo en la misa de la Cena del Señor), ni el “Aleluya” antes del Evangelio. El color litúrgico asociado a este periodo es el morado que significa discreción, penitencia y dolor.


Desarrollo histórico

En los primeros años de la Iglesia, la duración de la Cuaresma variaba. Finalmente alrededor del siglo IV se fijó su duración en 40 días. Es decir, que ésta comenzaba seis semanas antes del Domingo de Pascua. Por tanto, un domingo llamado, precisamente, domingo de cuadragésima..... En los siglos VI-VII cobró gran importancia el ayuno como práctica cuaresmal, presentándose un inconveniente: desde los orígenes nunca se ayunó en domingo por ser día de fiesta, la celebración del Día del Señor. ¿Cómo hacer entonces para respetar el domingo y, a la vez, tener cuarenta días efectivos de ayuno durante la cuaresma? Para resolver este asunto, en el siglo VII, se agregaron cuatro días más a la cuaresma, antes del primer domingo, estableciendo los cuarenta días de ayuno, para imitar el ayuno de Cristo en el desierto. (Si uno cuenta los días que van del Miércoles de Ceniza al Sábado Santo y le resta los seis domingos, le dará exactamente cuarenta).
  • Práctica

La práctica de la Cuaresma data del siglo IV, cuando se da la tendencia a constituirla en tiempo de penitencia y de renovación para toda la Iglesia, con la práctica del ayuno y de la abstinencia. Conservada con bastante vigor, al menos en un principio, en las iglesias de oriente, la práctica penitencial de la Cuaresma ha sido cada vez más aligerada en occidente, pero debe observarse un espíritu penitencial y de conversión.
Según San León, la Cuaresma es “un retiro colectivo de cuarenta días, durante los cuales la Iglesia, proponiendo a sus fieles el ejemplo de Cristo en su retiro al desierto, se prepara para la celebración de las solemnidades pascuales con la purificación del corazón y una práctica perfecta de la vida cristiana” (Esta definición es deducida del análisis del sermón 42).
Se trataba, por tanto, de un tiempo, introducido por la imitación de Cristo y de Moisés, en el que la comunidad cristiana se esforzaba en realizar una profunda renovación interior. El Catecismo de la Iglesia Católica retoma esta idea y la expresa de la siguiente manera: “La Iglesia se une todos los años, durante los cuarenta días de la Gran Cuaresma, al Misterio de Jesús en el desierto” (n. 540).

Miércoles de Ceniza

El Miércoles de Ceniza, el anterior al primer domingo de Cuaresma se realiza el gesto simbólico de la imposición de ceniza en la frente de los fieles católicos. La ceniza representa la destrucción de los errores del año anterior al ser éstos quemados. Mientras el sacerdote impone la ceniza dice una de estas dos expresiones: "Conviértete y cree en el Evangelio" ( Mc 1,15) o "Acuérdate de que eres polvo y al polvo has de volver" (Gén 3,19)

Miercoles de Ceniza "Coro Santa Lucia"

El miércoles de Ceniza es el primer día de la Cuaresma en los calendarios litúrgicos católico, protestante, y anglicano. Se celebra cuarenta días antes del inicio de Semana Santa, es decir, del Domingo de Ramos.
Este día cae en diferentes fechas año a año, de acuerdo a la fecha móvil de Pascua. Puede acontecer entre el 4 de febrero y el 10 de marzo.

¿Por qué miércoles?

Cuando en el siglo IV, se fijó la duración de la Cuaresma en 40 días, ésta comenzaba 6 semanas antes de la Pascua (Para calcular la fecha de la Pascua se usaba el Computus), en domingo, el llamado domingo de "cuadragésima". Pero en los siglos VI-VII cobró gran importancia el ayuno como práctica cuaresmal. Y aquí surgió un inconveniente: desde los orígenes nunca se ayunó en día domingo por ser "día de fiesta", la celebración del día del Señor. Entonces, corrieron el comienzo de la Cuaresma al miércoles previo al primer domingo.

Imposición de la ceniza

Este día, que es para los católicos día de ayuno y abstinencia, igual que el Viernes Santo, se realiza la imposición de la ceniza a los fieles que asisten a misa. Estas cenizas se elaboran a partir de la quema de los ramos del Domingo de Ramos del año anterior, y son bendecidas y colocadas sobre la cabeza o la frente de los fieles como signo de la caducidad de la condición humana; como signo penitencial, ya usado desde el Antiguo Testamento; y como signo de conversión, que debe ser la nota dominante durante toda la Cuaresma.
En el rito católico la imposición de la ceniza es realizada por el sacerdote sobre los fieles. El sacerdote puede hacer una cruz con la ceniza en la frente de los fieles o dejar caer un poco de ceniza en su cabeza. En el caso de los clérigos se puede aplicar en la tonsura. Mientras lo hace puede emplear una de las siguientes frases extraídas de las Escrituras:
  1. Concédenos, Señor, el perdón y haznos pasar del pecado a la gracia y de la muerte a la vida (Gén. 3:19)
  2. Recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás (Mc. 1:15)
  3. Arrepiéntete y cree en el Evangelio (Mc. 1:15)
Es costumbre dejar no lavar la ceniza hasta que esta desaparezca por sí misma.


Origen de la costumbre

Antiguamente los judíos y otros pueblos de Oriente Próximo acostumbraban a cubrirse de ceniza cuando hacían algún sacrificio y los ninivitas también usaban la ceniza como gesto de arrepentimiento profundo. La Biblia menciona múltiples ocasiones y pueblos que utilizaban la ceniza en significado de duelo como en Mt 11:21.
En los primeros siglos de la Iglesia, las personas que querían recibir el Sacramento de la Reconciliación el Jueves Santo, se ponían ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad vestidos con un "hábito penitencial". Esto representaba su voluntad de convertirse.
En el año 384 d.C., la Cuaresma adquirió un sentido penitencial para todos los cristianos y desde el siglo XI, la Iglesia de Roma solía poner las cenizas al iniciar los 40 días de penitencia y conversión.
Las cenizas que se utilizan se obtienen quemando las palmas usadas el Domingo de Ramos de año anterior. De acuerdo a la creencia, esto recuerda que lo que fue signo de gloria pronto se reduce a nada.
También, fue usado el período de Cuaresma para preparar a los que iban a recibir el Bautismo la noche de Pascua, imitando a Cristo con sus 40 días de ayuno.
La imposición de ceniza es una costumbre que recuerda a los que la practican que algún día vamos a morir y que el cuerpo se ha a convertir en polvo.