En la postrera Cena,
antes de su Pasión,
dijo el Señor las frases
de la consagración.
“Tomad, éste es mi Cuerpo,
ésta mi Sangre es,
que por el mundo entrego”.
¡Misterio de la fe!
Después hacia el Calvario
para morir marchó
y en una Cruz clavado
su Sangre derramó.
Católicos hermanos,
sedientos de su amor,
en su memoria hagamos
lo que El nos ordenó.
Comamos de su Carne
que es Pan de eternidad,
bebamos en su Sangre
la Vida celestial.
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