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jueves, 17 de febrero de 2011

Santa Cecilia Patrona de la Musica



Santa Cecilia por Guido Reni (1606)
Santa Cecilia
Para otros usos del nombre "Santa Cecilia", véase Santa Cecilia (Desambiguación)
Santa Cecilia es virgen y mártir de la Iglesia Católica y es la patrona de la música. Su día de fiesta es el 22 de noviembre.

Antecedentes

El documento "Martyrologium Hieronymianum" ("Martirología de Jeremías"), una compilación de mártires del medioevo escrita probablemente en el siglo 6, indica que la fiesta a Santa Cecilia ya era reconocida en la Iglesia romana en el siglo cuarto.

Leyenda

Dice la historia que Cecilia consagró su virginidad a Dios. Sus padres la comprometieron en matrimonio con un jóven llamado Valeriano y el día de su boda, mientras los músicos tocaban, ella cantaba a Dios en su corazón. Cecilia le dijo a Valeriano que ella habia hecho un voto de virginidad y lo convenció a convertirse y bautizarse en el cristianismo. El hermano de Valeriano, Tiburcio, también se bautizó. Valeriano y Tiburcio se dedicaron a sepultar los cadáveres de cristianos. Fueron arrestados y condenados a muerte por negarse adorar otros dioses y defender su fe en Cristo. En seguida la policía arrestó a Cecilia y le exigió que renunciara a la religión de Cristo. Ella declaró que prefería la muerte antes que renegar de la verdadera religión. Mientras la torturaban, ella cantaba. Como el martirio no funcionaba, le cortaron la cabeza.

Historia

La leyenda de Cecilia data aproximadamente de fines del siglo V, pero no se puede considerar como verídica ni fundada en documentos auténticos. Si se sabe con certeza que San Valeriano y San Tiburcio fueron realmente martirizados, que fueron sepultados en el cementerio de Pretextato y que su fiesta se celebraba el 14 de abril. La razón original del culto de Santa Cecilia fue que estaba sepultada en un sitio de honor por haber fundado una iglesia, el "titulus Caeciliae". Por lo demás, no se sabe exactamente cuándo vivió, ya que los especialistas sitúan su martirio entre el año 177 y la mitad del siglo IV.
El Papa San Pascual I (817-824) trasladó las reliquias de Santa Cecilia, junto con las de los santos Tiburcio, Valeriano y Máximo, a la Iglesia de Santa Cecilia en Transtévere. Las reliquias de la santa habían sido descubiertas, gracias a un sueño, no en el cementerio de Calixto, sino en el cementerio de Pretextato. En 1599, el cardenal Sfondrati restauró la iglesia en honor a la Santa en Transtévere y volvió a enterrar las reliquias de los cuatro mártires. Según se dice, el cuerpo de Santa Cecilia estaba incorrupto y entero, por más que el Papa Pascual había separado la cabeza del cuerpo, ya que, entre los años 847 y 855, la cabeza de Santa Cecilia formaba parte de las reliquias de los Cuatro Santos Coronados.
Estatua de Santa Cecilia en Trastevere
Estatua de Santa Cecilia en Trastevere
La Iglesia Santa Cecilia en Trastevere, Roma, conserva una estatua de mármol de la santa del escultor Carlo Maderno. Se cuenta que, en 1599, se permitió ver el cuerpo de Santa Cecilia al escultor Maderno, quien esculpió una estatua de tamaño natural, muy real y conmovedora. "No estaba de espaldas como un cadáver en la tumba," dijo más tarde el artista, sino recostada del lado derecho, como si estuviese en la cama, con las piernas un poco encogidas, en la actitud de una persona que duerme." La estatua se halla bajo el altar próximo al sitio en el que se había sepultado nuevamente el cuerpo en un féretro de plata. Sobre el pedestal de la estatua el escultor puso la siguiente inscripción: "He aquí a Cecilia, virgen, a quien yo vi incorrupta en el sepulcro. Esculpí para vosotros, en mármol, esta imagen de la santa en la postura en que la vi."
Sobre la incorruptibilidad del cuerpo de la Santa, el Cardenal Baronio, historiador y cardenal italiano[1], fue testigo ocular directo del prodigio. Sus palabras, descritas como llenas de emoción, santo asombro y sincera piedad, no dejan lugar a dudas sobre el hecho:
"Yo vi el arca, que se encerró en el sarcófago de mármol y dentro, el cuerpo venerable de Cecilia. A sus pies estaban los paños empapados en sangre, y aún podía distinguirse el color verde del vestido, tejido en seda y oro, a pesar de los destrozos que el tiempo había hecho en él. Podía verse, con admiración, que este cuerpo no estaba extendido como los de los muertos en sus tumbas. Estaba la castísima virgen recostada sobre el lado derecho, unidas sus rodillas con modestia, ofreciendo el aspecto de alguien que duerme, e inspirando tal respeto, que nadie se atrevió a levantar la túnica que cubría el cuerpo virginal. Sus brazos estaban extendidos en la dirección del cuerpo, y el rostro un poco inclinado hacia la tierra, como si quisiese guardar el secreto del último suspiro. Sentíamonos todos poseídos de una veneración inefable, y nos parecía como si el esposo vigilase el sueño de su esposa, repitiendo las palabras del Cantar: “No despertéis a la amada hasta que ella quiera".[2]
Sin embargo, algunos autores opinan que no existen pruebas suficientes de que se haya encontrado entero el cuerpo de la santa en la forma en que lo esculpió Maderno. En efecto, existen contradicciones en los relatos del descubrimiento que dejaron Baronio y Bosio, contemporáneos de los hechos. Por otra parte, en el período inmediatamente posterior a las persecuciones no se hace mención de ninguna mártir romana llamada, Cecilia. Su nombre no figura en los poemas de Dámaso y Prudencio, ni en los escritos de Jerónimo y Ambrosio, ni en la "Depositio Martyrum" (siglo IV). Finalmente, la iglesia que se llamó más tarde "titulus Sanctae Caeciliae" se llamaba originalmente "títulus Caecilia", es decir, fundada por una dama llamada Cecilia.

Santa Cecilia y la música

Ya desde el siglo XIV o XV se representaba a Santa Cecilia en la pintura y las artes con un instrumento musical (generalmente un órgano), acercándola así más a la música. Cuando en 1585 se fundó la Academia de la Música en Roma, Santa Cecilia fué declarada patrona de esa institución. Así, su veneración como patrona de la música se volvió universal.

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